Con la versión del 2015 de la Norma ISO 14001, el enfoque cambia ya que la empresa no solo tiene que tener en cuenta aquellos aspectos e impactos ambientales que están bajo su control directo, sino también a aquellos en los que pueden incidir al encontrarse dentro del ciclo de vida del producto y/o servicio realizado en la empresa.
Tenemos que tener presente que la propia norma define el ciclo de vida como:
“Etapas consecutivas e interrelacionados de un sistema de productos (o servicios), desde la adquisición de materia prima o su generación a partir de recursos naturales hasta su disposición final”.
De esta forma, un ciclo de vida genérico abarcaría etapas como:
- la adquisición de las materias primas necesarias para realizar la actividad, servicio y/o producto al que se dedica la empresa,
- el diseño, mejorando el uso del producto y aportando soluciones a las necesidades que demanda el cliente,
- fabricación sobre la que tiene un control directo la empresa,
- distribución,
- uso en el que la información facilitada al usuario y su claridad son claves
- y, por último, fin de vida útil con las posibles soluciones de reciclaje, eliminación o reutilización de los distintos materiales que conforman el producto.
Este cambio de enfoque va a tener una repercusión directa en los aspectos ambientales a considerar por la empresa como veremos a continuación.